El telescopio espacial más grande de la historia podría lanzarse a finales de este año y ya se ha convertido en el lanzamiento más esperado de los últimos tiempos, no por su importancia, que también, sino por todos los años de retraso que ha sufrido esta misión.
James Webb Space Telescope (JWST) es una misión conjunta entre la Agencia Espacial Europea (ESA) y la NASA que estudiará los secretos de estrellas y planetas que toman forma en la vía láctea, las primeras galaxias que se formaron en la historia del universo, los misterios del sistema solar y los planetas que rodean estrellas más allá del Sol.
Este telescopio es el sucesor del Hubble y es considerada la misión astronómica jamás construida. Quizás por esto ha sufrido tantas y tantas complicaciones a lo largo de su proceso de desarrollo, construcción e integración.
El JWST ha sufrido muchos inconvenientes por su difícil y costoso desarrollo. La junta de revisión independiente, contratada por la NASA a finales de marzo de 2018, decidió que la fecha de lanzamiento sería el 30 de marzo de 2021 después de anunciar un retraso de un año en el lanzamiento debido a otros problemas técnicos. Y esta última fecha dada, tampoco se ha cumplido.
Esta misión conjunta entre la ESA y la NASA se ha enfrentado a numerosos problemas, que han llevado a retrasar su puesta en órbita en varias ocasiones. Su fecha de lanzamiento inicial estaba programada para finales de este año 2018, pero la NASA anunció que se retrasaría hasta 2020 por la “necesidad de la realización de más pruebas de los sistemas del telescopio”. Además, estos retrasos suponen un problema porque “excederá su límite de coste de 6.500 millones de euros establecido por el congreso estadounidense”, tal y como afirmaron los investigadores de la agencia.
El director de ciencias de la ESA, Günther Hasinger, explicó que \”el James Webb es el proyecto astronómico más ambicioso y complejo que se haya construido, y darle vida es un proceso largo y meticuloso. La espera será un poco más larga ahora, pero la ciencia revolucionaria que nos proporcionará valdrá la pena”.
En su informe, la junta de revisión destacó “la complejidad significativa del proyecto, su increíble potencial científico e importancia para la astrofísica. Debido al tamaño y la complejidad del Webb, el proceso de integración y prueba de piezas es más complicado que el de la mayoría de las misiones de ciencia espacial”.
Aspectos técnicos del Webb
Con un espejo de 6,5 metros de diámetro, el JWST será el telescopio espacial más grande de la historia. Los científicos a cargo están desarrollando tecnología de visión infrarroja lo que lo convertirá en un instrumento de alta sensibilidad y precisión.
El observatorio se lanzará plegado en el carenado de Ariane 5. La nave de 6,6 toneladas de peso comenzará el despliegue poco después del lanzamiento, una vez esté camino de su posición de funcionamiento a unos 1,5 millones de kilómetros de la Tierra en el lado contrario al Sol.
El JWST podrá investigar la formación de las primeras galaxias durante las etapas más prematuras del Universo y estudiará las atmósferas de planetas situados fuera del sistema solar, esto como una forma de buscar moléculas claves para la vida como el agua, el metano y el dióxido de carbono.
El observatorio totalmente ensamblado será sometido a una serie de pruebas ambientales desafiantes y una prueba final de despliegue antes de ser enviado al puerto espacial europeo de Kurú, en la Guayana Francesa, para ser lanzado en un cohete Ariane 5.
En esta misión, en la que también participa la Agencia Espacial de Canadá, la contribución europea se centra el cohete lanzador y en dos de los cuatro instrumentos científicos para observaciones infrarrojas del universo.
La amplia gama de objetivos del telescopio incluye la detección de las primeras galaxias del universo y continuar su evolución en el tiempo cósmico, presenciando el nacimiento de nuevas estrellas y sus sistemas planetarios, así como el estudio de los planetas del Sistema Solar y sus estrellas cercanas.
Instrumento MIRI: España también está en el ajo
La misión de MIRI será mirar a través de las densas capas de polvo que cubren las regiones de formación de nuevas estrellas, observar las galaxias próximas a los comienzos del Universo, estudiar la formación de nuevos planetas y la composición del medio interestelar.
MIRI es un instrumento que detecta en el rango infrarrojo, entre 5 y 28 micras, y es diez veces más sensible que cualquier otro de su clase. Combinado con el telescopio espacial James Webb, tendrá una resolución angular similar a la del Hubble pero en infrarrojo en lugar del óptico.
El telescopio operará desde una órbita entorno al segundo punto de Lagrange, L2, del sistema Sol-Tierra, un punto de equilibrio gravitatorio situado a 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta en dirección opuesta al Sol, cuatro veces más lejos de nosotros que la Luna.
Aunque el liderazgo del proyecto ha corrido a cargo de Reino Unido también científicos españoles han participado activamente en el desarrollo de la cámara. El Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), el CSIC y el Centro de Astrobiología (CAB) y varias empresas privadas han participado en la confección de MIRI.