With this observation, the NASA/ESA Hubble Space Telescope has established an extraordinary new benchmark: detecting the light of a star that existed within the first billion years after the Universe’s birth in the Big Bang (at a redshift of 6.2) — the most distant individual star ever seen. This sets up a major target for the NASA/ESA/CSA James Webb Space Telescope in its first year.

El telescopio Hubble está en plena forma después de más de 20 años en órbita y de algún que otro problemilla en sus sistemas. Hubble ha identificado el astro Eärendel, a 12.900 millones de años luz, que existió cuando el Universo era joven. Según la NASA, el hallazgo permitirá conocer cómo se originaron las formaciones estelares. El descubrimiento de Eärendel supera por mucho el hallazgo de la estrella más lejana observada hasta la fecha: Ícaro, detectada en 2018 por el Hubble a 9.000 millones de años luz.

Un equipo internacional de astrónomos ha descubierto gracias a las observaciones del Hubble la estrella más lejana jamás observada, situada a 12.900 millones de años luz de la Tierra. La estrella ya no existe, explotó hace millones de años, pero su luz fue tan potente que aún es visible.

El astro existió cuando el universo era joven, tan solo 1000 millones de años tras el big bang y fue mucho más masiva y brillante que el Sol. “Su descubrimiento abre una ventana a conocer cómo fueron los primeros tiempos del Universo y el origen de las primeras formaciones estelares”, explican los investigadores.

La estrella más antigua y lejana

La estrella recibe su nombre del poema El viaje de Eärendel, la estrella vespertina, escrito en 1914 por J. R. R. Tolkien, autor de El señor de los anillos, que se inspiró en la mitología anglosajona.

El investigador del Instituto de Física de Cantabria (IFCA, CSIC-UC), que ha participado en el estudio, José María Diego, ha explicado que “la estrella Eärendel existió en los primeros mil millones de años del Universo, durante el big bang, y su luz ha viajado 12.900 millones de años hasta llegar a la Tierra”.

Este descubrimiento supone la apertura de una nueva era de formaciones estelares muy tempranas, todavía inexplorada. Dado que los datos apuntan a que el brillo de la estrella seguirá durante años, el siguiente paso sería estudiarla con el telescopio espacial James Webb.

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